Por Aracely Hermosilla

Cuando se habla de Valparaíso como lugar turístico, veremos el imán de turistas que es, denominado un lugar de riqueza cultural y con mucho de donde disfrutar. Sin embargo, esta realidad solo se vive en unos cuantos cerros, ya que, muchos han sido apartados. El mural “We are not hippies we are happies” polariza a Valparaíso al posicionar la ciudad desde una perspectiva privilegiada. Este mural ubicado en Cerro Alegre resuena hasta el punto de ser citado en stickers o como un símbolo de Valparaíso, pero, ¿puede ser un símbolo si se refiere desde una realidad aislada? ¿tendría la misma connotación si se cambia de ubicación y contexto? Por lo mismo, se debe hacer una muestra de la realidad como tal y una comparación con ambos panoramas. 

El mural fue creado por quienes conforman Art+Believe, un dúo de artistas descendientes del Reino Unido quienes se han encargado de viajar dejando su rastro artístico. Este mural tuvo un intento de intervención años atrás, sin embargo, los vecinos reaccionaron para que no lo borrasen y así reparar lo dañado. Durante la investigación del movimiento Art+believe, llama la atención las reseñas que se tienen de la ciudad y el mural, ya que todas son positivas y describen a Valparaíso como un lugar maravilloso y sin peligro: “me enamore del relajado ambiente y vibrante de esta ciudad” son comentarios comunes que se encuentran dentro de la página de Facebook de dichos artistas. 

En los cerros, aquellos que enfrentan de manera directa la violencia y se ven afectados por cómo se les otorga mayor prioridad a la seguridad de quienes visitan la ciudad por períodos cortos.La realidad es que al chileno común no se le enseña a vivir el arte de la misma manera que a aquellos que estudian o están más involucrados. Es difícil que se relacionen con algo que visualmente pueden comprender poco y mucho menos si está en un idioma extranjero. Esto conduce a que el arte no sea tan reconocido por los habitantes locales como sí lo es por turistas. 

Las comunidades en esta zona se enfrentan a desafíos significativos para su subsistencia, desafíos que no se manifiestan tan claramente en lugares como Cerro Alegre y Cordillera, dado que estos son destinos turísticos. No obstante, la realidad genuina de Valparaíso se evidencia en lugares más marginados, donde la

inseguridad es una constante. La mayoría de los residentes habitan en viviendas arrendadas, heredadas o en asentamientos informales, una consecuencia de la necesidad de establecerse en los cerros para encontrar un lugar donde vivir. En los últimos años, se ha registrado un notorio aumento en la incidencia de violencia, con robos, asaltos vehiculares, tiroteos y homicidios que se han vuelto parte integral del día a día, si nos ponemos en este contexto ¿tiene sentido referirse a este panorama con el mural? la respuesta es no. 

El mural de Art+Believe situado en Cerro Alegre y la connotación que se le a entregado es errónea y que tenga su propio horario de concurrencia en Google Maps lo refleja, se debe hacer el ejercicio mental de pensar los contextos de valparaíso e intentar encajar este mural en sus localidades, probablemente no duraría ni un mes antes de ser intervenido y cambiado por algo que si les represente. 

Por lo mismo, también hay que recalcar el arte que hay en estos lugares, hechos por personas que si viven ahí y no quienes van de relajo, quienes eligen expresarse en las paredes o mediante líricas y a quienes no se les da la misma importancia, tales como Pablo Suazo o Proyecto Rojo Si hacemos el mismo ejercicio anterior entonces ¿sería lo mismo el cambiar este arte a un contexto turístico? ¿Tendría la misma relevancia un mural hecho por un artista nacional que por uno extranjero? 

Es importante aludir a la reflexión de los contextos y la realidad antes de simplificar una ciudad a lo bello visualmente, Valparaíso tiene potencial artístico entre sus propios habitantes que se tiende a ignorar y reprimir por expresar una realidad que no concuerda con el estereotipo que ya se tiene sobre esta ciudad. 

La Polarización de Valparaíso se evidencia a través de la contrastante perspectiva turística, centrada en lugares selectos y representada por el mural «We are not hippies we are happies», frente a la realidad de comunidades menos privilegiadas que enfrentan la violencia diaria. La obra refleja una imagen positiva que no se alinea con la realidad. La falta de conexión entre la representación artística y la vida cotidiana de los habitantes destaca la necesidad de valorar y reconocer el arte local.