Estudiantes de escuelas municipales y colegios particulares, además de integrantes de organizaciones sociales, vecinales y público general, se dieron cita en la Sala de Arte de Fundación Minera Escondida, convertida en un punto de encuentro y educación, durante los dos meses que albergó la exposición “30 años del Taller de Cine para niños de Alicia Vega”.
Más de dos mil personas disfrutaron de esta muestra. Entre ellos, 1.576 estudiantes de 21 escuelas, colegios, liceos y universidades de Antofagasta, motivados por 148 profesores y asistentes de Educación, quienes decidieron incorporar en sus jornadas escolares una visita a esta exhibición, que contempló el desarrollo de 68 actividades de mediación.
Un montaje distinto, entretenido y vistoso, que colmó cada rincón de este espacio expositivo con obras meticulosamente dispuestas en serie, una tras otra, en una repetición constante que buscaba llevar a la reflexión y comprensión del legado creativo, histórico y simbólico de esta iniciativa.
“Sabíamos lo que provoca el trabajo social de Alicia Vega, pero conocerlo desde un punto de vista tan íntimo, a través de las obras de los niños y niñas que participaron en estos talleres, logró crear una atmósfera única y lúdica, donde grandes y pequeños fueron niños por unos minutos. Elementos simples pero bien hechos, interesantes, ante la vorágine tecnológica y cotidiana rapidez, permitió detenernos a observar este trabajo y comprender cómo podemos encantar a nuestros niños y jóvenes, que efectivamente el arte es una tremenda herramienta de aprendizaje y que cuando entregamos espacios para todos por igual, podemos generar grandes cosas”, manifestó Jorge Wittwer, director regional de Balmaceda Arte Joven.
Momentos especiales se vivieron durante las visitas a esta muestra, como el asombro causado a niños y adultos al enfrentarse a un zootropo gigante, (caja cilíndrica giratoria considerada la antesala del origen del cine), el descubrimiento del kinetoscopio de Edison, el cinematógrafo de los hermanos Lumière y por supuesto la primera proyección, sumado a la llegada del sonido y el color al cine. “Un acierto por donde se le mire”, comentó Emilio Ledezma, apoderado del 1° básico B de la Escuela Rómulo Peña, mientras jugaba con un taumátropo, como recordando aquellos años en que todo era más simple, más fácil, la infancia.
“Logramos conjugar varios elementos que para nosotros eran muy importantes, desde la creación y vinculación a través del arte. Por un lado, mantener nuestra promesa respecto a tener una Sala de Arte dispuesta para la Educación Artística, ofrecer experiencias de participación colectiva que luego inviten a la reflexión individual; en este caso compartir con los niños y niñas elementos de la historia del Cine, y por último lograr que dieran un paso más allá, al ser protagonistas de sus propios aprendizajes mediante diversas actividades que son parte un plan de mediación ágil, placentero e interactivo. La profesora Alicia, nos motiva e inspira a continuar generando experiencias de aprendizaje a través del juego, la creatividad e imaginación”, explicó Marcela Oyarzún.
