Lo que se vivió el 15 de mayo sobre el escenario del Teatro Municipal de Viña del Mar fue solo la punta del iceberg. Detrás de BAJ canta a Gabriela hubo meses de planificación, creación artística y trabajo técnico. Este proyecto nació desde una pregunta que atravesó a Balmaceda Arte Joven Valparaíso: ¿cómo poner en valor los procesos creativos que emergen cada año en la sede? Así lo recuerda Isabel Ogaz, encargada de programación, quien señala que fue en esa búsqueda donde surgió la figura de Gabriela Mistral, junto con una fecha clave: los 80 años desde que recibió el Premio Nobel de Literatura.
A partir de ahí, comenzó a gestarse una propuesta que buscó repensar la conmemoración desde lo colectivo y la música. Se decidió trabajar a partir del Laboratorio de Producción Musical (LPM), pero dándole un giro: esta vez no se trató de canciones individuales, sino de un disco íntegramente colaborativo. “Inspirado en obras como Alturas de Machu Picchu de Los Jaivas y bajo la dirección del productor Charlie Checkz, el grupo completo trabajó en un disco conjunto, inspirándose en la vida y obra de Gabriela Mistral”, explica Ogaz. Así, la poeta fue leída, reinterpretada y llevada a nuevos sonidos por 15 músicxs emergentes de la región.
El proceso no fue menor. Se desarrolló entre fines de 2024 y el primer semestre de 2025, atravesando múltiples etapas: selección de textos, experimentación sonora, composición colectiva, ensayos técnicos, grabaciones, planificación de puesta en escena y diseño de un concierto que diera vida al repertorio. “Se tenía muy presente el trabajo colectivo. Había una apertura súper grande por parte de las y los participantes: buena disposición, mucha humildad, entrega y compañerismo”, recuerda Charlie Checkz, quien coordinó el laboratorio. “Fue un grupo muy unido, con buena energía, y el proceso fue realmente colaborativo y abierto a los demás”.
Pero esta no fue solo una experiencia artística. Para muchas de las personas involucradas, implicó también un crecimiento profesional. “Seleccionar el LPM como eje central de esta conmemoración nos permitió profundizar en los objetivos pedagógicos del laboratorio: profesionalizar a músicos jóvenes mediante una experiencia que involucra creación artística, trabajo en equipo, disciplina, planificación, ensayos técnicos, puesta en escena y adaptación a diversos contextos”, comenta Ogaz.
A nivel interno, también supuso un salto. Así lo destaca Robert Cavieres, asistente de producción: “Esta experiencia fue sumamente significativa para la sede. Fue una primera producción con ese nivel de trabajo detrás, con esa envergadura. Utilizamos uno de los mejores escenarios de la región, lo que fue un desafío técnico, pero también una oportunidad para lxs jóvenes que participaron y para nosotros como equipo”.
Robert vivió el proceso desde muy cerca. Durante los ensayos, se ganó el cariño de lxs jóvenes, quienes incluso lo invitaron al escenario durante la presentación final. “Antes solíamos hacer las presentaciones en espacios más pequeños. Hacerlo en el Teatro Municipal fue un gran paso, tanto para ellas como para nosotros. Fue una experiencia potente que nos hizo aprender mucho, y que tuvo un resultado muy bonito: lo vimos en el aplauso del público y en cómo quedó el grupo humano, contento y afiatado”.
El resultado de este proceso no fue solo el concierto, sino también un disco que será lanzado a fines de junio, permitiendo que esta reinterpretación mistraliana siga circulando. BAJ canta a Gabriela es, en definitiva, una muestra de cómo una iniciativa artística puede movilizar equipos, profundizar aprendizajes y conectar generaciones a través de la creación.
